by Theresa DiMascio
Cuando tú estás en mi país, vecino del norte,
mis habichuelas, mi catolicismo rígido,
mi vestuario de colores brillantes han sido
encantadas cosas que mi cultura aporte.
La brisa entre las palmas que te empuje hacia
el alcohol de mi país, lleno de sonrisas
y hacia su hotel con sus impresiones imprecisas—
aquí, esa brisa alegre se convierte fría.
Vecino mío, escucho sus palabras leves
¿No sabes tú que es más fácil escuchar que hablar?
Sin sus palabras, todavía puede revelar
su opinión con su rostro de expresiones breves.
Sus palabras manchadas en desprecio y asco notan
La ausencia de derechos para que todos votan.